Eduardo Morales Lobaina, recientemente proclamado Míster Gay España 2025, fue recibido en su ciudad natal, La Línea de la Concepción, como ejemplo de visibilidad y compromiso con la diversidad. Su historia, marcada por el acoso escolar y la lucha por la inclusión, ha resonado en todo el país y ahora se prepara para dar el salto a Europa.
Hace solo unos días, Eduardo Morales Lobaina vivió uno de los momentos más significativos de su carrera pública al ser recibido en La Línea de la Concepción como flamante Míster Gay España 2025. El joven, de 24 años, convirtió su regreso al municipio en un acto de reivindicación personal y colectiva, donde la lucha contra el bullying, el derecho a ser uno mismo y el orgullo de pertenencia marcaron el tono del encuentro.
Morales, que sufrió acoso durante su infancia, ha hecho de su historia una plataforma para visibilizar la realidad del colectivo LGTBIQ+. “Esto ya no son los años 40, hay que avanzar en la vida. Todavía hay niños pequeños que siguen sufriendo bullying simplemente por ser diferentes”, señaló durante su intervención. Su mensaje, directo y sin adornos, conectó con quienes han vivido situaciones similares y con quienes defienden una sociedad más justa.
El título de Míster Gay España no llegó de la noche a la mañana. Su camino comenzó con una candidatura local, continuó con la banda de Míster Gay Andalucía y culminó en el certamen nacional, donde destacó con una campaña centrada en el lema #OrgulloEnMiPueblo. Más allá del glamour del concurso, Morales apostó por visibilizar la diversidad desde lo local, convencido de que el cambio real empieza en las calles que uno pisa desde pequeño.
Su victoria ha supuesto un impulso no solo para su carrera, sino también para su comunidad, que lo ha arropado con afecto. El próximo 1 de agosto, representará a España en la gala de Míster Gay Europa en Ámsterdam, llevando consigo no solo una banda, sino un mensaje potente de inclusión y orgullo.
Organizado por Míster Gay España y JN Global Project, el certamen ha servido como altavoz para historias como la de Edu, que ha sabido transformar el dolor en fuerza, y la vergüenza en visibilidad. Hoy, su nombre ya no solo resuena en La Línea, sino en todo un país que sigue necesitando referentes visibles, valientes y comprometidos.
