«Hay jóvenes que abandonan sus pueblos por la hostilidad social que sufren»

Entrevista a Manuel Rosado, presidente de la Red Estatal de Municipios Orgullosos

Foto portada: Curro Medina

La Red Estatal de Municipios Orgullosos viene desarrollando su programa municipalista por la diversidad desde 2013, procurando el pleno desarrollo de la orientación sexual y la identidad de género, contemplada como derecho constitucional en los artículos 10 y 14. El objetivo de la red es el de propiciar que los diferentes municipios adheridos a ella encuentren un soporte de intercambio de experiencias, orientación, difusión y divulgación

MARIBEL BAEZA

En primer lugar y para que nuestros lectores les conozcan mejor ,¿cuáles son
los principales objetivos que persigue la Red de Municipios Orgullosos?

El objetivo con el que nació era llevar el Orgullo a los pueblos. La idea fue de Antonio Campillo, uno de los primeros activistas LGTBI natural de Villanueva del Río y Minas, un pueblo de la Vega sevillana que linda con Sierra Morena.
En seguida, un grupo reducido de personas LGTBI, pero también compañeras y amigas de otras luchas que también somos de pueblo, vimos la necesidad de tener que hacer algo y volver con la multicolor a nuestros lugares de origen. En estos diez años de vida, la Red de Municipios Orgullosos es una herramienta de la que la mayoría de los ayuntamientos ya no puede prescindir.

¿Cuántos municipios están adheridos y qué se les ofrece?

En estos momentos contamos con 217 ayuntamientos, y también alguna diputación provincial, entidades locales autónomas y, algún distrito en zonas urbanas. Próximamente se unirán varias localidades de Cádiz, Sevilla, Alicante, Asturias, Galicia y León. La forma de trabajar es estableciendo una agenda de trabajo que toma como base las fechas más reivindicativas de nuestros colectivos. Y en base a ello, ofrecemos distintas herramientas que van desde mensajes para redes sociales y manifiestos y mociones para plenos hasta la propia organización de sus Orgullitos, formaciones en materia de diversidad y recomendaciones culturales en sus distintas manifestaciones. Una de nuestros mayores satisfacciones es haber ayudado a que se creen entidades LGTBI locales en muchos de nuestros pueblos.

¿Qué retos se han marcado en el corto y medio plazo ?

La idea principal que tienen que tener claros los gobernantes es entender la diversidad como una gran oportunidad. Si conseguimos que el mensaje llegue a los distintos alcaldes y alcaldesas, y se lo crean con independencia de su color político, tenemos el camino habilitado para recorrer. Es necesario luchar contra los delitos de odio y educar y prevenir la LGTBIfobia, pero ello se conseguirá si ponemos en práctica todas las oportunidades que la diversidad
humana nos ofrece. Un ejemplo claro es el ‘sexilio’; jóvenes que abandonan sus pueblos no solo ya por miedo a sufrir discriminación o soledad, sino también por la hostilidad social que provocan los pueblos homogéneos. El matrimonio igualitario ha posibilitado que tengamos múltiples realidades familiares que eligen los entornos rurales para llevar a cabo su vida. Hasta hace poco más de una década, el imaginario colectivo tenía en su mente solo a gays y lesbianas como seres individuales, o con una pareja en el mejor de los casos, con las fiestas de Berlín, San Francisco o Madrid como único reclamo en nuestras vidas. La aparición de esta revista, por ejemplo, es una nueva oportunidad que ofrece otras maneras de enseñar los pueblos. E insisto, de sumar oportunidades.

¿Cree que queda aún mucho para conseguir que el colectivo tenga los
mismos derechos que el resto de la sociedad?

La clave está en que hagamos cumplir la legislación. Las leyes que hemos reivindicado y que hemos conseguido obligar a los grupos políticos representados en el Congreso, Senado y cámaras autonómicas no dejan de ser una concreción específica de lo que son derechos humanos. Pero de nada servirá si no tenemos a un observatorio en cada centro educativo, club deportivo, comisaría de policía, bar de copas o servicio médico. Hay muchas ciudades que son ejemplos, pero tenemos muchas carencias en ofrecer a la ciudadanía servicios de atención a personas LGTBI municipales. Como te decía antes, es muy importante que los alcaldes se crean la necesidad de avanzar en estas políticas, pero también es cierto que en muchos casos su realidad presupuestaria les lleva a tener que dejar a un lado la atención a personas y familias LGTBI. Las Diputaciones provinciales son clave para avanzar en igualdad en los pueblos, puesto que tienen dinero para poner en
marcha muchos retos optimizando muy bien los recursos. Solo hace falta voluntad política.

En los pueblos pequeños y zonas rurales ¿el trabajo de conseguir la igual real
es más complicado ? , ¿De qué herramientas se valen para estar más cerca de
lograrlo ?

El problema que tienen los pueblos es la falta de oportunidades Es como cuando tienes que pasar por un quirófano o estudiar una carrera. No hay una base logística que facilite a la ciudadanía y a las familiar el llevar a cabo todo el potencial. Pero si atendemos a las agresiones o delitos de odio, no encontramos mayor problema que en las grandes ciudades, Lo que estamos estudiando en estos momentos es si debe a la ausencia de denuncias en los
entornos rurales o a una mayor agresividad en las ciudades que indudablemente vienen dadas por los discursos de odio.

Su trayectoria profesional, ¿siempre ha estado ligada a la defensa y lucha del
colectivo Lgtbi?

No, para nada. Es cierto que como periodista he incidido mucho en la defensa de los
derechos LGTBI y también hay por ahí alguna publicación que otra. También en la asesoría LGTBI en algunas instituciones. Pero tanto en el terreno de la comunicación como en la gestión cultural, hemos tocado distintos palos. También soy educador social y ello me hizo pasar una época por los servicios sociales y FAISEM, y también en mi juventud por el maravilloso mundo de la hostelería.

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