El monarca británico inaugura en Staffordshire una escultura dedicada a los veteranos LGTBIQ+ que sufrieron discriminación durante su servicio militar, 25 años después de que se despenalizara ser homosexual en el Ejército.
El rey Carlos III ha dado este lunes un paso simbólico hacia una monarquía más inclusiva con la inauguración de un monumento en homenaje a los militares británicos del colectivo LGTBIQ+ que fueron perseguidos por su orientación sexual o identidad de género durante décadas. El acto se ha celebrado en el National Memorial Arboretum, en Staffordshire, y supone el primer compromiso oficial del monarca en apoyo directo a esta comunidad.
El monumento, titulado “Carta abierta”, ha sido financiado por el Gobierno británico y busca reconocer el sufrimiento de quienes sirvieron al país mientras la homosexualidad seguía siendo ilegal dentro de las Fuerzas Armadas. Hasta el año 2000, pertenecer al colectivo LGTBIQ+ en el Ejército británico podía suponer investigaciones, despidos e incluso penas de prisión.
Diseñada por el colectivo artístico Abraxas Academy, con sede en Norfolk, la escultura —realizada en bronce— representa un papel arrugado que recoge fragmentos de cartas personales utilizadas en su día como pruebas contra los militares acusados.
Durante el acto, el rey Carlos III recorrió la catedral de Lichfield antes de la inauguración y depositó un ramo de flores en homenaje a los veteranos. Decenas de ciudadanos se acercaron para saludarle y agradecer su presencia.
La ceremonia coincide con el 25º aniversario de la despenalización de la homosexualidad en el Ejército, una medida que llegó más de tres décadas después de la Ley de Delitos Sexuales de 1967, que solo había despenalizado parcialmente las relaciones homosexuales en Inglaterra y Gales.
Para muchos veteranos, este reconocimiento representa “un cierre” a años de lucha. Tal y como recoge la BBC, quienes fueron represaliados han pedido durante décadas disculpas públicas y compensaciones por el daño sufrido. La llegada de Carlos III al trono, tras la muerte de Isabel II, reavivó estas peticiones, ya que el monarca ostenta el cargo de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
En aquel momento, el Palacio de Buckingham expresó que “Su Majestad continúa mostrando su apoyo y gratitud a todos los miembros de las fuerzas armadas en su papel como comandante en jefe”. Con este acto, el rey refuerza ese compromiso y marca un nuevo capítulo de su reinado, más abierto a la diversidad y al reconocimiento de las injusticias del pasado.
Este artículo es una adaptación de un texto publicado originalmente en El País.







