La galería La casa amarilla acoge esta obra, formada por figuras de cerámica y grabados, hasta el próximo 27 de noviembre
‘Herida de Luz’ es el título de la última exposición de Rafael Chacón, que se inauguró el pasado 2 de noviembre y que puede visitarse en la galería La casa amarilla, hasta el próximo 27 de noviembre. La exposición se compone de piezas cerámicas de diferente tamaño y grabados realizados en la galería Gravura, y gira en torno a temas como la salud, el dolor y la resiliencia con que uno gestiona esas situaciones, ya sea convirtiendo el dolor en algo positivo, lumínico, esperanzador y vivaz, o enmascarándolo tras las expectativas sociales y nuestras propias responsabilidades que no admiten la flaqueza y la debilidad. El color, el juego, la narración y el optimismo onírico son cauces por donde plasmar historias personales e historias relacionadas con el simbolismo y la mitología.
Las piezas cerámicas utilizan gres cerámico y porcelana con esmaltes de elaboración propia llevados a alta temperatura y tercer fuego para el lustre de oro. Por su parte, los grabados se valen de diversas técnicas para la realización de las matrices, como aguafuerte, punta seca y linóleo, y han sido iluminados en su proceso final para incluir trazas de oro.
La obra, por tanto, habla sobre la supervivencia, la adaptación en sociedad de los individuos y la necesidad perentoria de usar la máscara en lo cotidiano para sobrevivir al medio. La creación individual de nuestra máscara como escudo protector se convierte en una forma para encajar con el medio, para conectar con los demás y adoptar sus
lenguajes, sus costumbres y su vestimenta. Con la máscara nos disfrazamos, nos vestimos metafóricamente.
La exposición trata sobre el ego, y sobre la relación con la propia imagen. El Eros y el Thanatos, lo que produce placer y concede muerte permite el renacimiento diario al portar la máscara, pues las pequeñas pérdidas y adquisiciones nos cambian y traumatizan. Por tanto, el entorno y las experiencias personales ante la maleabilidad del ser evidencian la
necesidad de saber adaptarnos, de la resiliencia, del trauma y la superviviencia ante las expectativas, el estrés y las exigencias actuales.
Con esta exposición se ha querido contar, narrar historias, cristalizar escenarios en objetos inertes llenos de movimiento, vida y situaciones. La muestra es onírica, surrealista a veces. Se nutre de la ensoñación, de la maleabilidad de la imaginación, de la plasticidad del juego, de la misma elasticidad que ofrece el barro como elemento creativo. Son objetos cercanos pero forjados por un prisma personalísimo, aunque de común denominador. Es una invitación al espectador a entrar en el mundo de los sueños, en el reino de Hipnos y en el escenario donde cohabita lo personal y la expectativa del otro.