El XXII Informe Anual de la Profesión Periodística, elaborado por la APM, alerta del deterioro de la credibilidad de los medios, el aumento de la polarización y la persistencia de condiciones laborales frágiles, aunque constata una leve mejora del empleo
El periodismo en España ha atravesado en 2025 uno de sus momentos más complejos de las últimas décadas. Así lo refleja el XXII Informe Anual de la Profesión Periodística, elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), que dibuja un panorama marcado por la precariedad laboral, la desconfianza creciente de la ciudadanía hacia los medios y los límites cada vez más visibles a la libertad de prensa.
Aunque el estudio recoge algunos datos positivos, como la reducción del paro por segundo año consecutivo, el balance general evidencia un oficio tensionado por la polarización política, la desinformación y la transformación acelerada del ecosistema mediático.
La AMP presentó este informe en la tarde del 16 de diciembre, en el salón de Actos de la APM. En el acto participaron María Rey, presidenta de la APM, José Francisco Serrano Oceja, presidente de la Comisión de Publicaciones de la APM, y Rocío Hernández, directora del Informe.
Una crisis de confianza que se agrava
La pérdida de confianza en las noticias se consolida como uno de los ejes centrales del informe de 2025. Los ciudadanos califican con un 5,4 sobre 10 su confianza en la información de los medios de comunicación, la puntuación más baja desde 2022 y tres décimas inferior a la registrada en los dos años anteriores. Este descenso se explica, principalmente, por la pérdida de credibilidad (44%) y por la excesiva identificación de medios y periodistas con ideologías o partidos políticos (43%).

Los propios profesionales son conscientes de esta mala percepción social: el 82% de los periodistas considera que la población tiene una opinión negativa sobre su labor. Atribuyen esta imagen deteriorada al amarillismo y al sensacionalismo (46%), a la falta de rigor y de calidad informativa (43%) y a los intereses económicos o políticos de los grupos editoriales (41%).
El informe subraya que esta crisis de confianza se manifiesta con especial intensidad entre los jóvenes. Según la encuesta específica realizada a personas de entre 18 y 30 años, un colaborador no periodista de un medio (29%) y una fuente directa en redes sociales (28%) generan más credibilidad y confianza que un periodista (23%). El principal motivo de desconfianza para este grupo es la pérdida de credibilidad en lo publicado en los medios (40%), seguida por la falta de rigor y de calidad informativa (27%).
Desinformación, ruido mediático e inteligencia artificial
Junto a la crisis de confianza, la desinformación se afianza como uno de los grandes problemas del periodismo actual. Nueve de cada diez profesionales consideran que las noticias falsas y los contenidos engañosos suponen una amenaza grave, a la vez que reconocen la dificultad de combatirlas en un entorno saturado de mensajes y marcado por el llamado “ruido mediático”.
En este contexto, las agencias de verificación y el periodismo de investigación ganan relevancia como herramientas para recuperar credibilidad. Sin embargo, el informe advierte de que estos esfuerzos conviven con la irrupción de la inteligencia artificial en las redacciones. Aunque más de la mitad de los periodistas reconoce utilizar ya estas herramientas, su implantación genera recelos: por un lado, por su potencial impacto en el empleo y la precariedad; por otro, por la confusión que puede provocar en la ciudadanía si no se garantiza la transparencia en su uso.

Precariedad laboral: el problema estructural
La precariedad laboral vuelve a situarse, un año más, como el principal problema de la profesión periodística. En 2025, el 12% de los encuestados la señala como el mayor lastre del sector, seguida muy de cerca por la pérdida de credibilidad y la desconfianza que genera (11%) y por la mala retribución del trabajo periodístico (11%). El 35% de los periodistas considera que sus condiciones laborales son precarias y un 68% cree que esta situación está afectando directamente a la calidad de la información que se publica.
La precarización se refleja de forma clara en la duración de las jornadas laborales. El 56% de los periodistas y el 47% de los comunicadores trabajan más de 40 horas semanales, el máximo legal establecido, y el 19% y el 15%, respectivamente, superan incluso las 45 horas. Para la mayoría de los profesionales, la principal solución pasa por una subida salarial y la compensación de la pérdida de poder adquisitivo acumulada en los últimos años, una medida respaldada por el 66% de los encuestados.
Entre los pocos datos positivos del informe destaca la reducción del paro en la profesión por segundo año consecutivo. En 2025, el desempleo desciende un 1,2%, lo que supone algo más de 70 personas menos sin trabajo. Entre septiembre de 2024 y de 2025, 6.044 personas solicitaron empleo como periodistas en primera opción. No obstante, el informe advierte de que estas cifras no incluyen a los recién graduados ni a quienes no figuran en los registros oficiales, por lo que el paro real podría ser superior.

Las desigualdades de género siguen siendo evidentes. Aunque las mujeres son mayoría en las redacciones, su acceso a puestos de responsabilidad continúa siendo muy limitado. De los cien medios con mayor audiencia en España, solo 19 están dirigidos por mujeres, dos menos que en 2024, lo que confirma que el techo de cristal sigue intacto en el periodismo español.
A esta situación se suma el descenso del número de matriculados en estudios de Periodismo y Técnicas Audiovisuales. En el curso 2024-2025, las matrículas disminuyeron un 3%, con 1.490 alumnos menos, una tendencia que refuerza la percepción de que la profesión ha perdido atractivo entre las nuevas generaciones.
El XXII Informe Anual de la Profesión Periodística concluye que el periodismo español se enfrenta a un desafío de carácter estructural. La precariedad, la pérdida de confianza y la polarización política amenazan un modelo ya debilitado por la transformación digital y la crisis económica del sector. A ello se suman problemas crecientes de salud mental: la mayoría de los periodistas y comunicadores considera que esta cuestión es grave o algo grave, y la relaciona directamente con los bajos salarios, las largas jornadas y la presión recibida en el ejercicio profesional.
Durante la presentación del informe, María Rey advirtió de que “la pérdida de confianza ciudadana nos repercute porque tenemos la sensación de no llegar a nuestro destino final, que son los ciudadanos”, y alertó sobre la frivolización y el amarillismo como factores que confunden a la audiencia. En la misma línea, el presidente de la Comisión de Publicaciones, José Francisco Serrano Oceja, destacó el valor metodológico del estudio, basado en la triangulación entre la encuesta profesional, la encuesta a la población general y, como novedad, una encuesta específica a jóvenes.







