La novela del periodista y escritor, Miguel Ángel Parra, saca a la luz la historia de las fiestas clandestinas en un bar de San Pedro Alcántara durante los años sesenta después de 50 años de la última fiesta
Foto cedida: Javier Caró
Isabel Cisneros
La historia de Miss Dragón y de todas las personas que pasaron por aquel bar llamado “El Dragón Rojo”, situado en San Pedro de Alcántara (Marbella), es de esas que se guardan en un cajón durante décadas hasta que alguien las desempolva. El encargado ha sido el escritor Miguel Ángel Parra, autor de la novela Miss Dragón, que refleja todo lo que pasó entre aquellas paredes y por qué acabó.
Marbella en los años sesenta. La parte de atrás de una casa en mitad de un camino de tierra se convertía en un bar con estética oriental para recoger a aquellos que no tenían cabida en la sociedad de Franco. Farolillos chinos, telas con dibujos de dragones, siluetas en rojo y negro y unas mesas formaban “El Dragón Rojo”. “No era un bar de ambiente, como se diría ahora, sino que era un lugar de encuentro para homosexuales y personas del colectivo LGTBI, además de gente de la farándula y del mundo del espectáculo. Las condiciones hacían que se sintiesen seguros”, explica Miguel Ángel Parra. Una vez al año se organizaba una fiesta en la que elegían a la Miss Dragón. Cada 18 de octubre la ganadora tenía una corona y el reconocimiento. En 1973 todo se acabó con una redada de la Guardia Civil.
Miguel Ángel Parra nunca había escrito una novela, pero cuando supo de esta historia decidió que era el momento. A raíz de otros proyectos laborales llegó a sus oídos y se dio cuenta de que nadie sabía lo que había ocurrido allí, solo las personas que lo vivieron y que, a día de hoy, siguen vivas. “Sigo hablando con gente de Málaga que no tiene ni idea y la prensa nunca ha publicado nada, lo que me dificultó la documentación e incrementó las ganas de escribir algo sobre esto”, asegura. La obra del periodista ha sido la ganadora del I Premio de Literatura Diversa 2023, organizado por la editorial Siete Islas y la asociación Pasaje Begoña.
Algunas de las personas con las que ha hablado Parra para construir su historia son la ‘Tanke’ y la ‘Toñi’. “Cada uno tiene más de 80 años ya, pero hablaron conmigo y me contaron muchas cosas que han sido esenciales para mí. Son dos personas que se presentaron a las fiestas de Miss Dragón como travestis, como se decía en aquella época”, afirma.
El autor de la novela insiste en que “la Marbella que todos nos imaginamos de los años 80 del glamour y la fiesta” no es lo que había entonces, sino que, aunque ya había mucho dinero en Marbella, “no tiene nada que ver con esa percepción”. Jorge Mistral, Carmen Sevilla o Antonio “el bailarín” son algunos de los personajes que rondaron aquel bar de San Pedro de Alcántara porque si iban a Marbella, “siempre había alguien que les decía que se pasasen por allí”.
Parra hace hincapié en que una persona drag queen de aquellos años “no tenía la posibilidad de comportarse así en su vida diaria, de vestirse como una mujer y actuar como tal”, por lo que se veían en la obligación de hacerlo a escondidas. “Lo que me han dejado claro es que el concurso no era de belleza porque no tenían tantos recursos como ahora. Era como de talentos: uno cantaba, otro hacía un chiste, otro bailaba… Consistía en pasar el rato y pasarlo bien”, recalca el escritor.
Los protagonistas han contado muchas anécdotas a Miguel Ángel Parra, como la poca capacidad de adquirir material para sus espectáculos, que era tal, que si por ejemplo, alguno se ponía un traje de flamenca, “como no había zapatos de su talla, metía los pies a la fuerza en unos de talla de mujer”, a otro “se le veía el pelo en el pecho, en la barba, las pestañas se las ponían de cartón… vamos, que no era una cosa muy elaborada”.
“En la época de Franco todo eso estaba perseguido y podían ir a la cárcel, pero como Marbella era el sitio del turismo extranjero y de famoseo era más abierta. Se permitían ciertas cosas porque traían dinero. Marbella se hizo moderna a marchas forzadas”, apunta Parra. El dueño del bar, Paco Guerrero, le ha contado al autor que “la policía le dejaba abrir hasta las dos de la mañana como un acuerdo y que sabía lo que hacían allí. A esa hora se tenían que ir y ellos cumplían con su parte porque sabían que les dejaban hacer cosas que estaban penadas por ley. Fueron unos afortunados”. Entonces si había un acuerdo, ¿Por qué tuvo un final así en 1973? Miguel Ángel Parra insiste en que “se juntaron dos cosas: las autoridades querían pillar algo y ellos se vinieron arriba”.
Parra: “Al día siguiente de la fiesta Miss Dragón todo el mundo sabía quién había ganado y eso tampoco le gustaba ni a la policía ni a la Guardia Civil porque era como que se lo permitían pero no querían que se supiese porque podían tener problemas. Cada año se hacía en un sitio diferente y solo se informaba a las personas implicadas para que nadie se enterase de nada”.
50 años del último ‘Miss Dragón’
Siempre se celebraba el 18 de octubre y en 1973 fue en el Cortijo Blanco, en una discoteca llamada ‘Titanic’. “En aquella redada todos tuvieron que salir corriendo para que no los pillasen vestidos de mujer, que es lo que buscaban. Paco Guerrero nunca se travestía, pero les dijo que se lo llevasen porque él era el responsable de todo”, cuenta el autor.
La noche era lluviosa y cada uno corrió como pudo. “Algunos salieron por la ventana, otro se cayó a la piscina… Los detuvieron y pasaron una noche en el calabozo. Estaban disfrutando de una situación privilegiada en la España de la época y a día de hoy aún no son muy conscientes de eso”, relata Parra. Cuando al día siguiente salieron, gran parte del pueblo los esperaba con mantas y café caliente, y ellos todavía estaban vestidos de mujer.
La mayoría de las personas que pertenecían a Miss Dragón trabajaba en familias importantes y adineradas que “los apoyaban prestándoles ropa para que ganasen el concurso. Era una mezcla de ternura y un poco de condescendencia”.
El periodista ha elegido el nombre de Luismi para el protagonista de la novela, el único ficticio. Aunque la historia de ese joven no se base en hechos reales, el contexto sí. Tras muchos años de rechazo por parte de su familia huye de su pueblo y conoce a ‘La Tanke’ y ‘La Toñi’, que le ayudan a aceptarse a sí mismo y lo llevan al Dragón Rojo.
El autor confiesa que los protagonistas como la ‘Tanke’ y la ‘Toñi’ o Paco Guerrero, al principio fueron muy “reacios porque ellos no interpretan que lo que hacían fuese importante, no lo ven como algo reivindicativo”. Además, “como fue en época de dictadura siguen con eso de protegerse y no dar nombres ni contar qué ocurría allí”. Actualmente, Paco Guerrero recibe a gente en su casa, en lo que fue el ‘Dragón Rojo’ para firmar la novela de Parra. “Ahora es cuando ven que es algo importante”, asegura el autor.