Este sábado, Torremolinos se transformó en un vibrante arcoíris, irradiando una energía que competía con el resplandor del sol de junio. Miles de personas se congregaron bajo un lema unificador: «Todos somos iguales». La Plaza Blas Infante, frente al Ayuntamiento, fue el epicentro de esta celebración donde el colectivo LGTBQ+ mostró su orgullo y fuerza.
La fiesta, que no solo resonó en Torremolinos sino que se sintió en toda Málaga, fue un espectáculo de colores y sonidos. Banderas ondeaban al ritmo de la música, vítores y bombos marcaban el compás de la celebración, y la voz del colectivo se alzó más fuerte que nunca. La atmósfera estaba cargada de energía positiva y un sentido profundo de comunidad mientras todos aguardaban el inicio de la marcha de las carrozas.
Alrededor del Ayuntamiento, veinte carrozas se alinearon, vibrando con las canciones de iconos como Cher, Ricky Martin, Raffaella Carrà, Britney Spears y Villano Antillano. La fiesta era inclusiva, desde niños hasta ancianos, todos vestidos con los colores del arcoíris, portando banderas y abanicos temáticos con orgullo. La meta común era clara: celebrar la diversidad en todas sus formas y manifestaciones.
Decoradas con una creatividad desbordante, las carrozas eran el corazón palpitante de la fiesta. Cada sonrisa se sincronizaba con el ritmo de la música, uniendo a la multitud en un solo latido.
A las 18:30 horas, las carrozas comenzaron su marcha, llenando las calles de Torremolinos con música, alegría, frases reivindicativas y un sinfín de colores. Desde asociaciones hasta clubes de striptease, todos contribuían con su propio espectáculo. Pelucas elaboradas, maquillajes extravagantes y pistolas de agua para combatir el calor, nada podía detener la energía del Pride de Torremolinos. La diversidad se palpaba en cada baile, en cada carroza y en cada persona del evento.
El desfile culminó en el Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso, el epicentro del orgullo, donde se realizó la emotiva Lectura del Manifiesto. La multitud, llena de orgullo y entusiasmo, celebró este evento que está profundamente arraigado en el ADN de Torremolinos. Este día de celebración no solo marcó una fiesta, sino una declaración vibrante y colorida de igualdad y diversidad.
La presencia de visitantes extranjeros añadió un toque especial a la festividad. Grupos de turistas ondeaban las banderas de sus países junto a las del colectivo LGTBIQ+, sus rostros iluminados por sonrisas y ojos brillantes de emoción. Era evidente que nunca se habían visto rostros más felices que los de los asistentes a este evento.
Malagueños y turistas de países como Alemania e Inglaterra vivieron la fiesta con una emoción que se sentía como la primera vez. «Siempre he venido aquí para celebrarlo, pero cada año es como si fuera único», comentó un asistente, reflejando el sentimiento compartido por muchos.