La tercera edición de No Hay Tías, el festival dedicado a dar protagonismo a mujeres y disidencias dentro de la cultura alternativa, llega este año reforzado. Con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga y el apoyo de espacios como El Taller, TheClub, Standard Coffee y la Librería Suburbia, el proyecto consolida su presencia en la escena cultural local sin perder su espíritu autogestionado y combativo.
Al frente está Julieta Palacio, creadora de una iniciativa que, como explica en una entrevista concedida a la revista, “es la consecuencia de muchos otros proyectos”. Sus primeros pasos se remontan a 2009, cuando lanzó Con dos Tacones, un blog que aspiraba a convertirse en una especie de Wikipedia de mujeres en la música. Más tarde llegaría Musas a Poder (2013), donde amplió el foco a artistas vivas de distintos ámbitos. Fanzines, plataformas y proyectos posteriores desembocaron en Riot Pibas, centrado en cultura hip hop, y finalmente, en 2022, nació No Hay Tías, un guiño irónico a la frase habitual con la que promotores justificaban la escasa presencia femenina en los carteles: “no hay tías”.
Tres ediciones de crecimiento: más días, más espacios y más apoyos
El festival ha evolucionado rápidamente. Las dos primeras ediciones fueron de un solo día y completamente autogestionadas. “Contamos con Carmen Xia, LaEme y Dasilva en la primera; y con Eddi Circa, Raxet1 y Anaelei en la segunda”, nos afirma Julieta. Esta vez, el salto es evidente: más jornadas, más actividades y una red de colaboraciones más sólida.

Uno de los cambios clave es la incorporación de la asociación AMAS, que se encarga de la organización. Para Julieta ha supuesto un alivio: “Las otras dos ediciones no tenía con quién compartir la carga”. La descentralización del festival —repartiendo actividades por diferentes espacios de la ciudad— también forma parte del plan para hacerlo más accesible y romper la idea de “nicho” que suele acompañar a estos proyectos. “La idea siempre es y será no existir. Cuantas más personas conozcan este proyecto y se cuestionen sus propios gustos, más cerca estaremos de ser solo un recuerdo”, declara la organizadora.
Arte urbano, fanzines y diálogo: la esencia de la jornada cultural
La primera parada será en El Taller, donde se ofrecerá un taller de graffiti, un coloquio y la presentación del fanzine Riot Pibas, un ensayo sobre la importancia del rap en la lucha feminista. Para Julieta, la cultura urbana es clave en el mensaje del festival: “Lo urbano no necesita mucho. Puedes grabar en tu casa, puedes rapear en un parque… no dependes de un gran espacio como con una banda de rock”.

La jornada cultural busca fomentar la conversación y el encuentro, mientras que las fechas en TheClub se centran en generar diversión en espacios seguros.
Una programación musical que reivindica y celebra
La música ocupa un lugar central en No Hay Tías. La artista Eskarnia, amiga cercana y referente del rap feminista y disidente, cerrará la jornada cultural el 22 de noviembre.
El 28 de noviembre será el turno de FRAKTURA, colectivo formado por las DJs andaluzas Lore Break, Powah y Kaps, que traerán el breakbeat a TheClub. Y el día 29, el cierre local correrá a cargo de La Potra, la fiesta que correrá a cargo del dúo formado por Nukki y Sany Delitos: una de las propuestas más frescas de la escena malagueña.

Vinilos de mujeres para replantear nuestras playlists
El Málaga Vinyl Club también se suma a la programación con una sesión muy especial en Standard Coffee: una tarde en la que solo sonarán “vinilos de señoras”.
La propuesta busca despertar reflexión: “Queremos que la gente se cuestione sus propias colecciones. No es solo que haya pocas mujeres en los carteles; es que también están ausentes en nuestras listas del día a día”, declara Palacio.
Una escena cultural que cambia, pero que aún tiene límites
Sobre el ecosistema cultural malagueño, Julieta reconoce que la cuarta ola feminista y el trabajo previo a la pandemia generaron un impulso decisivo, pero que después del confinamiento muchos espacios desaparecieron o redujeron su actividad. Aun así, percibe una transformación real: “El apoyo entre artistas mujeres suele ser, al contrario de lo que se espera, mucho más fuerte que entre varones: menos egos y más ganas de subir todas”.
Autogestión, diversidad y el mensaje final
El festival defiende la autogestión como herramienta esencial. Sin grandes marcas detrás, la falta de recursos y visibilidad sigue siendo su mayor reto. Aun así, Julieta lo tiene claro cuando se le pregunta por el mensaje que le gustaría que el público se llevara al final de esta edición:
“Si un espacio no existe, créalo. Si no te gusta la escena, sal y organízate. Siempre es mejor con amigas”. Y si tuviera que definir No Hay Tías en una sola frase, elige una cita ya clásica de Kathleen Hanna: “Girl to the front.”






