Gonzalo Abaha Nguema Mikue: «Lo africano es diverso, lo africano es respeto, lo africano es solidaridad. Y ésa es la razón por la que lo africano es LGTBIQ+»

Francisco Quintero entrevista a Gonzalo Abaha Nguema Mikue (Evinayong, Guinea Ecuatorial, 1996) es un joven activista LGTBIQ+, investigador y escritor comprometido con los derechos humanos y el colectivo LGTBIQ+. Con formación en Interventoría de Proyectos y Cooperación Internacional, ha trabajado con diversas organizaciones sociales como BiriaElat, IDHMA y Adalbe Motiva. Fue presidente de la plataforma cultural Bayard Rustin y hoy coordina el colectivo Somos Parte Del Mundo, desde donde impulsa la visibilidad y los derechos de las personas LGTBIQ+ en Guinea Ecuatorial. En esta entrevista, Gonzalo nos da su visión sobre la realidad de África en relación con la cultura y el colectivo LGTBIQ+

Francisco Quintero
Director de Diversos Magazine

Doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga

¿Gonzalo es más escritor o activista? 

Soy ambas cosas porque escribir es también una forma de activismo. Mis textos dan voz a lo que muchas veces se quiere silenciar. Escribo desde el dolor, desde la memoria y la denuncia. Pero también desde la esperanza de que otro país, o sea, otra Guinea Ecuatorial es posible. Mi literatura y el activismo integran dos facetas que no me obliga a elegir entre ambas. Son inseparables y son como una identidad más propia. Por lo que las dos partes refuerzan el compromiso social que tengo con el tema de los derechos humanos de las personas LGTBIQ+. Y haciendo énfasis y dejando claro que la escritura no es neutral, sino más bien una herramienta de transformación conectada al activismo. Soy ambas facetas ya que son inseparables.

La realidad LGTBIQ+ en África es muy compleja, por no decir difícil o casi imposible para la vida de muchas personas del colectivo. ¿Crees que hay alguna fórmula más allá de los convencionalismos legales del mundo occidental para dar solución, libertad y respeto al colectivo LGTBIQ+ africano? 

Es una pregunta un poco compleja. Sí, es muy importante, pero un poco compleja ya que la situación de las personas LGTBIQ+ en África es extremadamente difícil tal y como lo has matizado por múltiples razones: leyes coloniales que aún siguen vigentes, estructuras de poder autoritarias, un fundamentalismo religioso fuerte y una construcción sociocultural profundamente conservadora. Pero, a pesar de todo eso, las soluciones no pueden ser simplemente una copia de los modelos occidentales. De hecho, más allá del marco occidental convencional, es necesario poder usar el arte, la literatura y la oralidad como resistencia.

Muchas veces la cultura es una vía poderosa, menos confrontativa que la política directa para transformar ciertas situaciones sociales. Por ello, es importante utilizar el arte para visibilizar y luego para denunciar todo lo que viole los derechos humanos. Esto también ayuda a humanizar antes de polemizar. Ayuda a que la gente vaya tomando conciencia y que vaya siendo más empática. Es importante vivenciar el arte como parte cotidiano de lo africano, no como una amenaza importada. Lo otro sería descolonizar la lucha. En principio, cuando digo ‘descolonizar la lucha’ es que todas las leyes que aún se siguen aplicando, en el caso específico de Guinea, son leyes coloniales y que han venido a reforzar las estructuras conservadoras tradicionales y luego la del pensamiento católico con cristiano católico evangélico que ha llevado a dar un empuje hacia la violencia. Esas leyes se deben derogar, aunque a día de hoy se justifica como parte de una supuesta identidad africana. Yo creo que hay que recuperar las narrativas históricas propias que reflejan la diversidad, porque, por ejemplo, la obra ‘Lo rarito que eres’ (mi segundo libro) ‘La bastarda’ de Trifonia Melibea; ‘Juntos antes que anochezca’, de Christ Ada, son relatos, narrativas históricas propias que reflejan de qué manera se ha venido viviendo la homosexualidad dentro de la cultura y que ya existía antes de los tiempos pre-coloniales al igual que los métodos, la violencia colectiva y las terapias de conversión.

Con el fin de descolonizar, activistas, escritores, historiadores africanos deben liderar la relectura para dar más énfasis a esto. Hay un pensamiento generalizado de que la homosexualidad no es de negros, incluso dentro de los propios colectivos negros o afro vas a encontrar una discriminación interna a los colectivos en riesgo de exclusión. O sea, dentro de las minorías existen otras minorías excluidas y nadie habla del tema. De hecho, en muchos colectivos afro, muchas asociaciones y entidades lideradas por personas de África, el tema LGTBIQ+ no lo quieren abordar. ¿Por qué? Pues lo ven como una cosa importada por los blancos. De hecho, es importante que lideren la nueva narrativa, o sea, la descolonización, la misma gente del continente y de cada país nuestro continente. 

Lo tercero serían los aliados tradicionales, redes informales de cuidado. En ese sentido, se puede crear espacios seguros en familias extendidas.Tejer esas redes para visibilizar una manera diferente de ver las cosas. De hecho, en muchas culturas africanas, las estructuras comunitarias, o sea, las no estatales siguen siendo poderosas y con ellas pues también se puede trabajar, no solamente la estructura como el Estado, sino otras estructuras tradicionales aún siguen teniendo mucho poder y pueden servir para mejorar las cosas: crear una resistencia para evitar la violencia.

Y luego también está el tema de la construcción local de derechos humanos. Si miras el sistema político sobre derechos humanos africano es muy bueno, la base es muy buena, pero ya sabemos que nuestros dirigentes bien difícil les parece a la hora de aplicarlo. El enfoque Ubuntu: “Yo soy porque somos”, es decir, que no puedes violentar los derechos de otra gente y debe existir como una mancomunidad. En cuanto al tema de protección, es importante traducir los principios LGTBIQ+ o valores culturales locales: la hospitalidad, la dignidad, la armonía social, la protección de los más vulnerables, etc…

Y otro tema importante es formar a personas LGTBIQ+ en líderes LGBIQ+ africanos visibles para romper esos mitos. La homosexualidad en Guinea y en toda África se considera una enfermedad, una patología, gente que no sirve, pero cuando existen referentes, personas que sean escritores, activistas, médicos, docentes, artistas, eso va a ayudar a romper mucho los tabúes.

África, cuando te acercas a ella descubres que no es una única África. Es un error que cometemos los que no conocíamos la cultura africana. Cuanto más la conoces, ves que es muchísimo más diversa que otras culturas. Esa múltiple diversidad hace aún más complicada la diversidad sexual en el continente africano y en la afrodescendencia, teniendo en cuenta que hay culturas ancestrales que sí respetaban magníficamente bien la diversidad sexual en los integrantes de su comunidad. 

Yo creo que es desmontar el mito de la no africanidad. ¿Por qué me refiero a esto? Es que muchos líderes africanos y sectores religiosos cuando dan sus discursos afirman que la homosexualidad es contraria a la cultura africana, pero lo que ellos no se dan cuenta es que están ignorando evidencias orales, históricas y antropológicas sobre lo presente que ha estado la homosexualidad en la africanidad. En muchas de las culturas, porque África pues tiene muchas culturas, no es un país, sino es un continente con varios países, más de 50 países y que en cada país hay mucha diversidad en cuanto a la cultura. Y en cada cultura, la homosexualidad se entendía de una manera u otra. Pero esa ignorancia proviene de que se sostienen en valores morales coloniales, o sea, europeos de tiempos coloniales.

Gonzalo, eres un claro protagonista de la defensa de los derechos humanos y civiles en tu país y en tu cultura. Tanto en tu cultura fang como en tu país, eres un claro referente. Eso tiene un alto precio. ¿Podrías verbalizarlo o mostrarnos ejemplos de cuál es ese precio? Porque estoy convencido de que con ejemplos concretos podemos saber hasta dónde puede llegar el odio y la manifestación del odio.

El activismo LGTBIQ+ en Guinea Ecuatorial tiene un precio altísimo al igual que la cuestión de los derechos humanos. No es solo por militancia, sino por supervivencia física, emocional y social, la verdad. Quienes intentan alzar la voz en defensa de los derechos humanos, de la diversidad, de género en el país, se enfrentan a una hostilidad muy grande. Y es que existe una cultura de silencio, una forma de protección y es porque la gente tiene miedo a que les pase algo. Y ¿por qué pasa esto? Porque hay un marco legal sin protección, hay mucha inseguridad jurídica. No se tiene en cuanto el tema LGTBIQ+ en cuanto a delitos de odio. Y esto genera mucha dificultad a la hora de trabajar: hay detenciones arbitrarias, torturas en las comisarías, extorsiones, etc. Y cuando se acude a la justicia, se rechaza por considerar que las personas homosexuales están enfermas y que toda violencia que sufren esas persona, no es considerada violencia, sino corrección. 

Como un segundo punto, existe la violencia social y familiar. Muchas familias cuando saben que te dedicas al mundo del activismo se apartan porque tienen miedo y tienen miedo porque el tema que vas a abordar es el de los derechos humanos y algunas estructuras que no quieren que se toque este tema y a partir de ese momento, la familia tiene miedo e incluso te echan por considerarte una persona enferma. De hecho, muchas mujeres lesbianas y bisexuales son sometidas a violaciones “correctivas” y ser visible implica muchas veces, perder el trabajo, la vivienda o la red de apoyo. El estigma es tan fuerte que muchas personas, en ocasiones, sienten la obligación de vivir una doble vida: sabes que no puedes hacer esto porque ya conoces las consecuencias. De hecho, las personas que se dedican al activismo deben ser cada vez más conscientes de qué es lo que puede pasar y asumir cómo pueden vivir. 

Por otro lado, también está el tema de la invisibilidad obligatoria, como un pacto de silencio: puedes estar, pero que no se note. Es es el caso de las personas LGTBIQ+. Pueden existir mientras no se noten. En este sentido, antes de la creación del colectivo, ya existían personas LGTBIQ+, pero no se debían dejar notar. De tal forma que se les aplicaba las violencias correctivas, las terapias de conversión y muchos fallecían. No había visibilidad antes del 2000 y hasta el 2016. Existían personas homosexuales, pero la intención era ‘puedes existir mientras no se note’. Y cuando aparecen activistas como Trifonia Melibea o el equipo de Somos parte del mundo, esa sombra empezó a desaparecer

Por otro lado, está el tema de la salud mental. Hay mucha depresión porque sientes que estás trabajando en un entorno de constante violencia y no tienes una atención garantizada como tal. En Guinea, hablar de salud mental es hablar directamente de estar loco. Tal como suena. La gente no entiende lo importante que es la salud mental y menos para el colectivo LGTBIQ+.

También existe una vigilancia constante y militarización, por así decirlo. En varios informes, se ha señalado a Guinea como un estado altamente autoritario y se nota sobre todo con los activistas. El estado no es muy receptivo para abordar cuestiones de derechos humanos y LGTBIQ+. Además de que existe un cierto control hacia las personas que quieren hacer algo. El entorno en el que se encuentran es difícil y agotador. Tampoco existe la posibilidad de que las ONGs que trabajan se puedan registrar para operar libremente, lo que implica que no tienen una red de apoyo para promover la cultura, la paz y los derechos. Razón por la que existen pequeños espacios de resistencia, redes de apoyo, pero no son suficientes.

Te pregunta un filántropo que soy yo y creo que en algún momento podemos encontrar nexos de unión desde la diferencia pero nexos de unión complementarios y sumatorios entre distintas culturas para que el respeto sea absoluto. Desde esta voz, desde esta cultura europea y blanca se necesita para tender puentes y entender esos puentes y, a su vez, la cultura africana necesita responder a esos puentes y lanzar puentes. ¿Existe esa fórmula? Porque yo lo puedo entender desde mi filantropía pero la realidad es tozuda y evidentemente no se producen ni se realizan esas comunicaciones ni esos respetos como deberían. ¿Existe la fórmula o hacia dónde debemos caminar? 

Es como lo que he mencionado antes. El sistema de derechos humanos es bien diferente y el africano está bajo ese paraguas denominado «Ubuntu» (Yo soy porque somos). Yo creo que desde ahí, la filosofía africana alberga un conjunto de facetas. Ahora mismo, de la manera en la que se interpreta la cuestión de la homosexualidad, si miramos la filosofía africana de manera más ancestral, encontrarás que ser africano es ser solidario, lo africano es respetar la diversidad, lo africano es promover el bienestar comunitario.

Actualmente, los líderes políticos, religiosos, emplean el concepto «África» para levantar muros, para separar, pero no debería ser así, debería ser tender puentes. De hecho, en la filosofía fang la solidaridad es muy importante. Y fíjate una cosa curiosa, tradicionalmente en el Abaá, que era el espacio político en el que estaban los hombres, siempre había un racimo de banana y luca. Como en esos momentos no había transporte, cuando veían un forastero, primero se le invitaba a pasar y a comer y luego se empezaba a preguntar de qué etnia era, qué tribus conocían, etc…

Es como lo que he mencionado antes. El sistema de derechos humanos es bien diferente y el africano está bajo ese paraguas denominado «Ubuntu»: Yo soy porque somos. Yo creo que desde ahí, la filosofía africana alberga un conjunto de facetas.

Actualmente, pues se ha tergiversado muchas cosas. Los líderes políticos y religiosos emplean el término para mal, para su conveniencia, para atacar. Lo africano es lo diverso, lo africano es el respeto, lo africano es la solidaridad. Y es la razón por la que lo africano es LGTBIQ+ ¿Por qué? Porque pues siempre ha habido diversidad, siempre ha habido culturas donde la homosexualidad se ha aceptado y en otras no. No es una imposición colonial de que el blanco sí que ha traído la homosexualidad, sino al revés, las leyes que trajeron aumentaron la represión que ya existía en ciertas culturas. Así que para tener esta conexión y, a partir del principio de «Yo soy porque somos», Ubuntu, debemos ser cada vez más humanos. El humanismo es muy importante, el hombre es el centro de todo, no de que sea el centro, como sea, sino que lo más importante es la dignidad humana ante todo. Y desde ahí es desde dónde debe partir tanto para Occidente como para África. Desde la dignidad humana y el respeto porque se está perdiendo, ya sea en África como en Europa. Valorar al ser humano como ser humano, como persona que es, es una cuestión que lamentablemente, se está perdiendo. 

Me interesa mucho tu perfil literario porque desde la cultura creo que es una de las herramientas más útiles que tenemos para poder entendernos y respetarnos todos. También desde el colectivo LGTBIQ+, como de cualquier otro colectivo, grupo, sociedad, identidad, etcétera. ¿Cuál crees que es el protagonismo que tiene la literatura en general africana y en particular ecuatoguineana hoy en día en el panorama literario internacional?

La literatura africana, en las últimas décadas, ha tenido mucha visibilidad y mucho impacto y no solo por el talento de sus autores y autoras, sino porque antes se miraba como un lugar de sufrimiento, donde todo iba mal, pero ahora esa mirada ha cambiado para que se vea como, un espacio de creación, de pensamiento y de complejidad más humana. Esto ha ayudado mucho para cambiar la perspectiva de la mirada sobre África. Anteriormente, fue relegada a categorías como literatura poscolonial o literatura exótica. Autoras como Chimamanda Ngozi Adichie, nigeriana, Leila Aboulela de Sudán, Tsitsi Dangarembga de Zimbabue, han hecho mucho por la literatura.

También entender la literatura como pensamiento y resistencia para reivindicar la africanidad: valores como la diversidad, el respeto, la solidaridad, la humanidad y de dignidad humana. No hay que entenderla como un bloque único, sino como algo enorme, multilingüe, cultural y diverso. África debe escribir, es muy importante que escritores africanos promuevan su literatura.

Y en concreto sobre la literatura ecuatoguineana, me gusta mucho Juan Tomás Ávila Laurel, autor de El escritor de un país sin librería. Y es que Guinea es así, un país sin librería. Librerías en sí hay, pero no hay ese hábito de la cultura de la lectura. Por eso es importante nuevas figuras de jóvenes autores que promuevan el tema de la literatura y los temas sociales. La literatura que ahora se está haciendo a nivel de la juventud es la literatura más costumbrista en donde jóvenes escritores activistas y denunciantes se dedican al mundo de la literatura para visibilizar, denunciar y criticar esos aspectos que, supuestamente, se entienden estáticos dentro de la cultura y que realmente violentan a las personas.

Gonzalo como autor, como creador, en qué punto se encuentra, cuáles son los siguientes pasos a dar, si y si echas la vista atrás qué hubieras perfilado mejor o hubieras obviado y hacia delante, ¿hacia dónde vas? ¿Qué es lo que quiere hacer Gonzalo como autor?

Qué pregunta más difícil. Gonzalo ahora mismo se ve continuando en esta lucha utilizando el arte para visibilizar y por eso los siguientes pasos van a continuar en evidenciar lo que está sucediendo, utilizando esa herramienta tan preciosa e imprescindible que es la literatura. Y espero que dentro de poco podamos disfrutar de de nuevas obras de Gonzalo con ese tono de visibilizar lo que en Guinea no se puede. Mirando para atrás, las cosas que no hubiera hecho y que realmente me habría arrepentido de no hacerlas, obviamente, mi salida del armario, aunque fue muy complicada, ahora agradezco haberlo hecho. Todo sucede por algo, yo creo en esto y es importante saber posicionarse en situaciones difíciles y luego aprovecharlas para evidenciar y promover lo que es la cultura, el activismo, etc. Utilizar cualquier herramienta para pedir una mejoría, un estado de bienestar, aunque es muchas veces muy complicado, pero poder estar de este lado. Dentro de poco, y cuando digo dentro de poco, que pueden ser años, espero que podamos tener mi tercera obra, un ensayo sobre mitología en la homosexualidad en Guinea.

El Gonzalo protagonista, en tu voz singular como persona. ¿Cuáles son tus referentes, tanto como activista, como escritor, como persona, hombre africano?

A nivel de activismo, mi referente es Bayard Rustin que fue abiertamente gay. Bayard Rustin fue activista que trabajó de manera intensa en los años 60 por los derechos civiles en Estados Unidos y fue asesor de Martin Luther King. Era abiertamente gay y abogado por los derechos de las personas gay y lesbianas. 

A nivel de literatura, pues, me gusta mucho la literatura que tiene que ver con apoyos psicoemocionales como por ejemplo Gabriel J. Martín, que es autor de la obra Quiérete Mucho Maricón. 

Y a nivel de Guinea, pues Juan Tomás Ávila Laurel  es un autor que me gusta bastante; Trifonia Melibea, aunque parezca raro pero me gusta. De hecho estoy ahora con su obra de Las Mujeres hablan mucho y mal, que es increíble. Así como Justo Bolekia Boleká y Lucía Mbomío. 

Y también un amiga que vive en Madrid, ella es muy feminista y me encanta. Es mi referente en cuanto al tema del feminismo y es Elena García y publica cosas muy buenas. 

Y estos son mis referentes, a algunos los conozco, a todos los admiro y aprendo mucho de todos y todas.

La cultura Fang no solamente se ciñe al país de Guinea Ecuatorial, sino que también es una cultura que está extendida y una identidad cultural que está extendida por Centro África. ¿Cuáles de esas manifestaciones identitarias de esa cultura constriñen la libertad y el respeto de las personas LGTBIQ+? Te hemos visto podcast, vídeos donde lo explicas con absoluta solvencia, pero te pedimos algunos ejemplos para poderlo reproducir en nuestra revista.

La cultura fang es la etnia mayoritaria de Guinea Ecuatorial y ejerce una fuerte presión normativa que restringe profundamente la libertad de las personas LGTBIQ+. De hecho, las restricciones no se ejercen sólo desde el Estado, sino también desde los valores culturales, dentro de la estructura familiar, las creencias tradicionales y desde la misma concepción rígida del concepto de género. Dentro de la cosmovisión fang tradicional, los rolles de género están profundamente arraigados a las estructuras sociales, de tal forma que el hombre debe ser fuerte, debe ser proveedor, debe ser heterosexual, debe tener descendencia y la mujer debe ser madre, esposa, sumisa, etc. De hecho, las mujeres sufren más en la cultura fang. Una persona que no comparte esa concepción de ser hombre o mujer, se percibe como una amenaza, una amenaza al orden familiar y espiritual. Las familias también funcionan como instituciones de control, como unos microestados. Tienen una jerarquía ya establecida que ejercen mucha presión. Y luego, también está el tema del honor familiar: la homosexualidad se interpreta como una vergüenza, como una mancha, como una enfermedad contagiosa, como una patología. A esto se ha añadido, una fusión entre tradición y religiosidad cristiana. Aunque el cristianismo fue impuesto por el colonialismo, se ha adaptado, se ha fusionado a la perfección con las tradiciones fang, formando una fusión más híbrida, donde se ve la homosexualidad como un pecado, una maldición o una posesión de espíritus. De hecho, los curanderos, llevan a las personas LGTBIQ+ a las iglesias para orar, para aplicarles las terapias de conversión, hecho que refuerza esa idea de que la persona está enferma y necesita una sanación o una purificación espiritual. Y esas prácticas son violentas y esa violencia se justifica con argumentos religiosos y espirituales, como que es lo sagrado.

Luego, está esa idea del silencio, mucho silencio, no se habla de esos temas, lo que decía antes. Puedes existir, pero mientras no digas nada, mientras no te hagas visible, o sea, todo es tabú, todo hay que mantenerlo en silencio. De hecho, la sexualidad fang es un tabú. Tal como digo, es bien difícil ver incluso parejas heterosexuales cogidas de la mano de manera pública porque se ve como un tabú, hablar abiertamente del deseo sexual, del placer, está mal visto a nivel social. Así que el tema LGTBIQ+ no se puede nombrar. 

Y a nivel comunitario, dentro de las estructuras, las comunidades fang, tienen una gran presión por mantener la reputación. La opinión de los demás pesa muchísimo. Cuando se descubre que una persona es homosexual, una mujer es lesbiana o un hombre trans, se llevan a cabo violaciones correctivas, matrimonios forzados, para intentar mejorar la reputación. Además de que hay rituales en los que no puedes participar como en los funerales, en los bautizos, etc. Es una estigmatización pública que genera un entorno de mucha violencia. A esto hay que unir un violencia simbólica a través de refranes y proverbios. Por ejemplo, para el hombre fang, los hijos son la riqueza. Por el hecho de ser homosexual, no vas a ser padre, y si no eres padre, es que no eres rico. No eres rico, eres pobre y hay alguna maldición. De hecho, la represión dentro de la cultura fang, no es a través de la tradición escrita, ya que nosotros somos más de la cultura oral. La lengua, los rituales, todo esto, hace que sea difícil convivir en estos entornos.

Gonzalo te atreves a imaginar un mundo mejor y te atreves a apellidar ese mundo mejor, tanto para el colectivo, como para la sociedad, como para la humanidad, como para África. ¿Te atreves a soñar en voz alta? 

Claro, claro que sí, estoy seguro que las cosas van a cambiar. Pero la idea es visibilizar primero y luego concienciar a la gente sobre la importancia de los derechos humanos y lo enraizado que las tradiciones africanas están con el tema de los derechos humanos. Poner en valor esa parte tradicional y cultural sobre la importancia del hombre, la dignidad humana y no esa tergiversación que se ha hecho de las costumbres tradicionales, diferenciando entre lo africano y lo no africano. Lo africano no es estático, es dinámico, es diverso.

Yo estoy seguro de que las cosas van a cambiar pero deben haber personas con iniciativa para mejorar. La gente va a ir teniendo más conciencia, va a ser más consciente, va a saber que es necesario promover la cultura, promover el conocimiento, promover los derechos humanos y respetarlos. Y cuando esto ocurra, esas estructuras que han establecido un sistema opaco y que limita los derechos, quedarán al descubierto. Llegará un momento en el que las cosas tendrán que cambiar, estoy muy seguro.

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