Con motivo del Día de la Diversidad Religiosa y Espiritual que se celebró el pasado 24 de junio, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) denuncia la discriminación que sufren las personas LGTBI+ creyentes y espirituales en algunos espacios en donde se profesa alguna religión o alguna práctica espiritual. En este sentido, el coordinador del Grupo de Fe y Espiritualidad de la Federación, Óscar Escolano, explica que “esta discriminación viene dada en forma de mensajes que incitan al odio o a través de la negación de derechos”.
Así, alerta de que “aunque cada vez hay más comunidades religiosas y espirituales que acogen la diversidad LGTBI+, las personas LGTBI+ que profesamos alguna fe o espiritualidad a menudo nos encontramos con el rechazo de nuestra propia comunidad y con la negación de los mismos derechos que tienen el resto de los miembros”.
«Se nos sigue diciendo que estamos en pecado»
“Por ejemplo, si una mujer es lesbiana visible no puede ser parte de una cofradía de la iglesia católica; si dos hombres nos casamos recibimos la bendición como pareja pero de forma discreta; las personas LGTBI+ visibles no podemos ser catequistas y una persona trans no puede ser madrina o padrino, ni testigo en bautizos y bodas de la iglesia católica”, expone
“Desde posturas cristianas muy ortodoxas se nos sigue diciendo que estamos en pecado, que iremos al infierno. Sin embargo, nuestra experiencia es todo lo contrario: es una experiencia de Amor con mayúsculas. Por eso, seguiremos trabajando con aquellas entidades y comunidades que nos aceptan, nos acogen y que luchan a nuestro lado por los derechos humanos”, asegura.
Por su parte, la vicepresidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Paula Iglesias, ha lamentado que siga habiendo comunidades religiosas que, lejos de promulgar con el ejemplo del amor a las personas necesitadas o discriminadas, sigan excluyendo a personas creyentes solo por su orientación sexual o su expresión o identidad de género. “Desde la Federación seguiremos luchando de la mano de aquellas organizaciones religiosas y espirituales que abrazan la diversidad para generar espacios seguros e inclusivos para las personas LGTBI+ creyentes. La espiritualidad también es un derecho y negárselo a alguien es una vulneración de derechos humanos”, declara.