La alcaldesa, Margarita del Cid, ha anunciado acciones legales contra un club privado que promovía un evento en el que se negaba explícitamente el acceso a personas de la comunidad LGTBI. Del Cid ha declarado que esta conducta constituye un delito de odio y asegura que no permitirá que estos actos tengan algún tipo de lugar en la ciudad, afirmando que «los únicos que sobran son ellos».
La alcaldesa del Ayuntamiento de Torremolinos, Margarita del Cid, ha anunciado hoy que va a presentar ante la Policía Nacional una denuncia contra un club privado por un delito de odio al pretender celebrar en la ciudad una fiesta en la que no permitía el acceso a personas de la comunidad LGTBI.
“La buena noticia es que eso no se va a producir en Torremolinos, bajo ningún concepto; la mala noticia para ellos es que los vamos a denunciar por delito de odio y vamos a llegar hasta donde haga falta para desterrar estas actitudes homófobas”, ha expresado la alcaldesa de Torremolinos.
El origen de la controversia ha sido un anuncio difundido en redes sociales por un presunto club privado, en el que se especificaban normas de conducta que incluían la prohibición de acceso a “maricones”. La alcaldesa respondió contundentemente en sus redes sociales, declarando que el odio y la homofobia no tienen cabida en Torremolinos, una ciudad reconocida por su diversidad y su apoyo a la comunidad LGTBI.
En el Consistorio no consta ningún permiso ni licencia de actividad comercial u ocasional, por lo que se hubiera tratado de una fiesta ilegal.
Además, Del Cid ha confirmado que presentará personalmente la denuncia en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Torremolinos y Benalmádena, no solo en representación del Ayuntamiento, sino también a título personal, por delito de odio e injurias, después de haber sido víctima de insultos desde la cuenta de este club privado en redes sociales, en la que se reiteraban en su actitud homófoba y anunciaban que no harían ningún evento en Torremolinos.
Este incidente subraya la importancia de seguir defendiendo los derechos humanos y la diversidad en una ciudad que, según la propia alcaldesa, es un «prisma de color». La polémica ha generado una ola de apoyo al colectivo LGTBI y un llamado a mantener la vigilancia ante cualquier conducta discriminatoria.